El diplomático estadounidense Stuart Eizenstat aceptó el encargo del presidente Clinton, para acometer un proyecto inédito en la historia internacional de creación de mecanismos de negociación, que condujeran al acceso a la justicia para el mayor espectro de víctimas supervivientes de la Segunda Guerra mundial. El sistema alternativo de resolución de conflictos incluía a los gobiernos de Estados Unidos, Alemania, Suiza, Austria y Francia, así como las empresas de diversos países que se beneficiaron de la explotación de trabajadores forzados y prisioneros esclavos.

La obra Justicia Imperfecta de Stuart Eizenstat refleja de modo autobiográfico las labores y esfuerzos que condujeron, efectivamente, a la posibilidad de redimensionar el espectro de la justicia para diversos tipos de víctimas que fueron invisibilizadas durante la Guerra Fría, así como la creación de un sistema para permitir la devolución de obras de arte y objetos religiosos espoleados durante la Segunda Guerra Mundial. En las situaciones de graves de violaciones de Derechos Humanos sólo es posible trabajar para crear las condiciones de una justicia realista, es decir, una justicia humana que permita prevalecer el sentido de humanidad, aunque sea, efectivamente, una justicia imperfecta como evocaEizenstat.